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‘Hey! Pikmin’: Crítica

Nintendo 3DS está encarando el que va a ser seguro su último año de vida, pero lejos de ofrecer una muerte lenta y agónica, nos está diciendo adiós con un catálogo sólido repleto de títulos de categoría. Están por llegar juegazos como Monster Hunter Stories y por supuesto, Metroid Samus Returns (desarrollado en España, por cierto), pero por lo pronto se han lanzado un nuevo Doctor Kawashima, Miitopia (que analizaremos pronto en elrinconTV) y el que hoy nos ocupa, Hey! Pikmin.

Es cuanto menos curioso que el canto de cisne de Nintendo 3DS se asemeje tanto a los comienzos de la ya vetusta Nintendo DS, con títulos que bien podrían haber sido de aquella ‘Touch Generations’. Vamos a ver qué tal le ha sentado el salto a las portátiles a esta reconocida saga de Nintendo.

Nota: El juego ha sido analizado en una New Nintendo 3DS XL gracias a una copia suministrada por Nintendo.

La dimensión desconocida

En Hey! Pikmin seguimos una trama de lo más simple: controlamos al capitán Olimar, que, de nuevo, vuelve a sufrir un accidente con su nave espacial Dolphin en su viaje de regreso a su tierra natal, aterrizando en otro planeta desconocido pero muy similar a la tierra. Para poder reparar su nave, necesita recolectar 30.000 unidades de un material conocido como Lustronio, y dado que Olimar es bastante inútil, utiliza para ello a los Pikmin, unas criaturas que surgen de la tierra y que le obedecerán en todo momento a golpe de silbato.

El Lustronio se encuentra esparcido por el mundo en forma de piezas y de objetos banales como cepillos de dientes, teléfonos móviles, o incluso ocarinas o cartuchos de Game Boy. Este mundo está dividido en sectores, y cada sector en diferentes niveles con varios objetos a recolectar. Además de las fases centrales tenemos en cada sector un jefe final, la posibilidad de jugar pequeñas fases de puzzle (aunque muchas desbloqueables mediante Amiibos, tirón de orejas para Nintendo por el DLC encubierto), y acceso al Parque Pikmin, un minijuego sosillo donde las criaturas que hayamos recogido pueden buscar y encontrar un poco más de Lustronio.

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El nuevo DLC físico de Nintendo

Las similaridades de Hey! Pikmin con su saga madre son, por desgracia, muy pocas. En su salto a Nintendo 3DS, hemos perdido una serie de cosas que hacen que el juego no destaque como hizo en todas y cada una de sus entregas anteriores. Lo primero y más fácilmente detectable es que hemos pasado de una mecánica de movimiento en 3D a un movimiento lateral en 2D. Lamentablemente, el equipo desarrollador no ha sabido o no ha podido trasladar la esencia y la estrategia de la saga con este salto, por lo que nos enfrentamos a puzzles repetitivos y bastante justitos, que por lo general nunca nos harán sudar.

También queda atrás aquella mecánica que nos obligaba a explorar el mundo por días, y que convertía al juego original en una contrarreloj: ahora todo se divide en fases cortas, lo cual dicho sea de paso beneficia su naturaleza portátil. Existen cinco tipos de Pikmin diferentes, y a diferencia de los anteriores donde nuestro regimiento podía ascender hasta las 100 criaturas, nuestro límite en Hey! Pikmin es de tan solo 20, por lo que se limita muchísimo la estrategia y la complejidad. La crianza de los Pikmin también se ha visto reducida a su mínima expresión, ya que en esta ocasión tan solo nos los encontraremos pululando por los escenarios y se unirán a nosotros en cuanto nos vean.

¡Arrójalo al fuego!

Existen algunos momentos frustrantes en Hey! Pikmin, normalmente relacionados con su confuso diseño de niveles. En no pocas ocasiones se nos impondrán puntos de no-retorno que carecen totalmente de señalización, por lo que nos dejaremos accidentalmente caminos pendiente de revisar, teniendo que repetir la fase una vez terminada con el tedio que ello supone.

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Recolectaremos todo tipo de objetos mundanos para extraerles Lustronio

La limitada inteligencia artificial de los Pikmin tampoco ayuda demasiado. Entendemos que son una raza muy “Lemming” y que hay que guiarlos para realizar las tareas, pero eso no implica que deban quedarse constantemente atascados en el escenario mientras nos siguen, o que tengan nula iniciativa para todo, la verdad es que yo los recordaba más “espabilaos”. Lo único que hacen es caminar en fila a nuestras espaldas, y su interacción con el mundo se ve reducida a constantes y aburridísimas ‘cutscenes’ pretendidamente cómicas que nos muestran a los Pikmin asombrados acercándose a un objeto, y asustados al ver que hay un enemigo escondido en él. Algunas, las menos, explican las particularidades del nivel o del Pikmin en cuestión, pero la gran mayoría son insulsas y olvidables.

Para guiar a los Pikmin, las acciones que podemos realizar son tocar el silbato para que acudan a nuestra llamada, o arrojarlos usando la pantalla táctil para que interactúen con un objeto o ataquen a un enemigo. Por nuestra parte, también podemos usar un pequeño jetpack para llegar a sitios inaccesibles para los Pikmin, y ahí acaba nuestro escaso abanico de habilidades.

Vuelta a los orígenes

He mencionado que Hey! Pikmin recuerda mucho a la ‘Touch Generations’ y se debe en parte a su sistema de control, que se apoya en el movimiento a través del stick o la cruceta y el uso de la pantalla táctil para interactuar con los Pikmin. Es un sistema que se utilizó muchísimo en Nintendo DS por la novedad de la doble pantalla, pero creo que a estas alturas los desarrolladores se han percatado de que no funciona demasiado bien, y es por ello que ya casi no vemos juegos con este control: la segunda pantalla ha quedado adecuadamente delegada al uso de menús, mapas y similares.

El principal problema es que en mi caso, jugando en la enorme New Nintendo 3DS XL, todo el peso de la portátil recae solamente sobre una mano, concretamente en el músculo interóseo dorsal (el hueco entre el pulgar y el índice), por lo que tras apenas media hora de juego empezarás a sentir molestia en la zona. La ‘Touch Generations’ fue revolucionaria, pero es hora de dejarla ir para siempre, Nintendo.

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Gráficamente, Hey! Pikmin no destaca demasiado

En el plano técnico, tampoco podemos tener muy buenas palabras para Hey Pikmin! Los modelados 3D son parecidos a los originales, pero pobres y muy poco detallados. Los fondos son sosos y genéricos hasta decir basta, y no integran bien a los personajes en ellos. Todo en general parece vacío, inerte. Mencionando de nuevo la Nintendo DS, la verdad es que a veces parece un juego de aquel sistema. Además, el efecto 3D se ha eliminado por completo, probablemente debido a que el juego se desarrolla más en la pantalla inferior que en la superior, pero ni tan siquiera existe para las cinemáticas o el menú. Esta carencia de 3D hace todavía más injustificable si cabe el pobre modelado de los personajes.

En cuanto al apartado sonoro, podemos decir que simplemente cumple sin muchos alardes. Las melodías que nos acompañan no son especialmente memorables pero son correctas, y los efectos de sonido de los Pikmin son simpáticos y reconocibles para el fan de la saga.

Conclusión

Después de esta crítica con tantos apartados negativos, ¿puedo decir que he disfrutado con Hey! Pikmin? Lo cierto es que sí. El juego es tan fácil y sencillito que lejos de ser un juego de estrategia exigente como antaño fue, se convierte en una experiencia relajante y pausada. La división en fases cortas lo hace además idóneo para cuando tenemos quince minutitos libres, y la mecánica casi de juego de smartphone de localizar los dos o tres artefactos de cada fase nos hace volver a ellas más tarde para buscar la pieza que nos hemos dejado atrás. No tiene el alma del original de Miyamoto, pero no viene con tales pretensiones: el juego sabe que es una experiencia menor y se adapta a ello como puede. Si tienes una Nintendo 3DS o acabas de adquirir la New Nintendo 2DS, a pesar de ser el menos destacable de esta nueva tirada recién salida del horno, todavía merece un vistazo.

Sobre Daniel Osuna Pérez

Titulado en Ciencias Empresariales y Marketing. Los videojuegos son mi vida, mi profesión y mi afición. Escribo sobre cine, series y videojuegos en ElRincon.TV desde mi refugio de Vault-Tec en Barcelona.

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