Luis Márquez dormía con la radio bajo la almohada, siendo un síntoma de lo que vendría en el futuro. Ya adolescente se matriculó en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla en 1999. Sus comienzos fueron en Diario de Sevilla que le sirvieron para iniciarse como periodista. Más tarde, pasaría por varias televisiones locales hasta llegar a Canal Sur, la televisión de los andaluces, en 2006. El programa Sindicados le daba la bienvenida y más tarde los informativos de la cadena le recibirían.
Luego, llegó Andaluces por el Mundo. Cuatro años viendo mundo, conociendo cada recoveco. De allí, publicó ‘Los años viajeros’ que está presentando y que vamos a diseccionar en esta entrevisa. Luego, esa aventura acabó y hace tres años se incorporó al equipo de 75 minutos para seguir disfrutando del periodismo en su tierra, en el programa ideal para crecer como persona y como obrero de este apasionante oficio. Ahora es nuestro turno de conocerlo mejor, en esta entrevista a Luis Márquez.
Desde hace bastante tiempo estás relacionado con Canal Sur. Primero, Andaluces por el Mundo y luego 75 minutos te hacen un veterano en la cadena ¿Qué destacarías de cada uno? ¿Qué tal las experiencias?
Andaluces por el Mundo me cambió la vida. Con 26 años me dio la posibilidad de recorrer el mundo trabajando, de aprender a ser periodista en cada destino, de conocer cientos de sitios, vivencias y personas, de madurar rápido, de enfrentarme a problemas de la profesión y resolverlos, de lidiar con dilemas éticos en sitios como República Dominicana, Senegal, India o Palestina… fue un precioso regalo que me permitió trabajar mucho y vivir cosas que han marcado mi forma de ver la vida y el periodismo. Entré siendo un niño sin pasaporte que vivía con sus padres y salí con canas. Muy intenso.
75 minutos, ya con la madurez adquirida, me está permitiendo conocer en profundidad mi región y sus problemas. Aquí no hay ensayos ni máscaras, es todo real. Salimos los cuatro reporteros a la calle a preguntar y a escuchar, a que todo el mundo se abra y muestre las muchas maneras de vivir que se dan en estos tiempos de cambio y dudas. Andalucía en estado puro, para lo bueno y para lo malo.
Andaluces por el Mundo se canceló por falta de presupuesto debido principalmente a la crisis económica…y ahora 75 minutos retrata mucha de esas historias ocasionadas por la crisis. ¿Ves diferencia en los andaluces que conociste cuando emigraron a otro país y en los que entrevistáis ahora en algún programa de este tipo?
Realmente creo que (Andaluces por el mundo) se canceló porque se agotó el formato. Se explotó en tantas televisiones que el público terminó un poco harto. Estos años han ido cayendo de la parrilla muchos formatos parecidos y es lógico. Mucha gente tiene el concepto de que era un programa caro, pero para nada. Sólo viajábamos dos y en condiciones muy austeras, pero siempre dignas.
Y muchos viajes tenían una parte de financiación de los países a los que acudíamos a cambio de publicidad. La productora Medina Media hacía malabares para cuadrar presupuestos y adelantar temporadas de grabación aunque el programa no estuviera renovado. Era la gran apuesta de la empresa y trabajamos muy a gusto allí. Muy duro, pero siempre con respaldo.
En cuanto a los andaluces, se nota bastante que los que salían en las primeras temporadas del programa estaban fuera por elección y muchos de los que sacamos en los últimos programas se habían ido por el avance de la crisis.
¿Qué podemos encontrarnos en ‘Los Años Viajeros’? ¿A quién le dedicaste la primera copia?
‘Los Años Viajeros’ cuenta una visión periodística de diez países muy distintos y en cuyas páginas se ve cómo el conocimiento y las vivencias van haciendo madurar a un joven periodista.
Es un libro corto, todo lo que se cuenta es verdad y he tratado de novelar la narración de los hechos, por supuesto sin recargar el lenguaje ni ser pesado. Es sencillo y directo, ya te digo, muy periodístico. Los capítulos son reportajes largos. Se lo dedico a mis padres, mi hermana y mi novia; mi núcleo duro. Y se lo agradezco a muchos amigos y compañeros, queda reflejado en el libro.
Estarás en varios lugares para la firma de libros, ¿dónde podrán encontrarte nuestros lectores los próximos días?
El viernes 24 de enero estaremos a las 19.00 en Fnac Sevilla y de momento paramos un poco. Quizá para primavera, con las ferias del libro y demás, retomemos algunos actos; pero no hay que aburrir a la gente…
Eres muy activo en Twitter. ¿Cuál es tu opinión de las redes sociales? ¿Crees que ayudan a conectar a los periodistas y a los espectadores?
Ayudan a conectar a todo el mundo, pero a veces demasiado. Me gusta su utilidad periodística, aunque también se ha convertido en un patio de vecinos muy peligroso. Mi relación es de amor-odio, aunque entiendo que hay que estar. Al principio me gustó tanto que me enganché un poco y para solucionarlo me «autocastigué» una semana sin Twitter.
Me vino bien para alejarme un poco. Crea dependencia y ahora lo uso con más sentido. Para el que se deje llevar demasiado le recomiendo la serie ‘Black Mirror’, una estupenda reflexión sobre el poder de las redes sociales en el ser humano y los peligros de éste
Eres profesor también, ¿qué tal las nuevas generaciones de estudiantes? Con la dificultad que atraviesa profesionalmente nuestra profesión, ¿sigue habiendo motivación?
Hay muchos jóvenes con ganas, pero también veo a otros que llegan ya derrotados a las clases, vencidos antes de empezar el partido. En parte lo comprendo porque el panorama es malo para todos, sobre todo en el periodismo, pero estoy seguro que de esta caída los buenos y trabajadores saldrán reforzados. Hay que pensar todo el tiempo, proponer y buscar el talento, que también se entrena.
Vemos en tu bio de Twitter que tienes un enlace a Café Blisset, ¿qué es?
Una oda a la nostalgia deportiva. Libros, música y balones. Un rincón en el que varios amigos nos recreamos en fotos e historias, de otra época o de ahora, y que suelen ser ignoradas por el periodismo deportivo de masas. Suerte que nacieron revistas como Panenka y Líbero que acercan de nuevo cultura y deporte, aunque sea para una estupenda minoría.
Pues nada, hasta aquí nuestra entrevista a Luis Márquez. Todo un placer. Le deseamos lo mejor en su vida profesional y el mayor de los éxitos con su libro.