Acudimos a la presentación de The Magicians, adaptación de la novela rubricada por Lev Grossman, cuya producción está a cargo de la NBC y que será emitida en Syfy, la cual tuvo lugar en el Teatro Ateneo de Madrid. Una ceremonia que estuvo acompañada, antes y después del capítulo, por el espectáculo de magia con el que Jorge Astyaro introdujo la dinámica.
También hubo tiempo para las colaboraciones de los cantantes Roko y Xuso Jones, invitados de honor que presenciaron desde la primera fila y en sus propios papeles, el universo mágico que impregnó la sala durante las dos horas de presentación.
Presentación de The Magicians
Imaginen un Hogwarts contemporáneo donde las protagonistas de Charmed son colocadas en la fantasía de Chronicles Of Narnia. Algo parecido resulta The Magicians. El piloto escrito por Sera Gamble y John McNamara, y dirigido por Mike Cahill, se postula como una correlación televisiva de toda la ciencia-ficción vista durante 2015, por y para jóvenes con aspiraciones houdinistas, de cocción rápida y con un polvorín de situaciones bien presentadas. Aunque aún es pronto para aventurarse como vidente, sí se puede decir que The Magicians es una serie poco o nada novedosa que no parece querer evolucionar con tranquilidad y buen hacer, una serie que no ha empezado con las claridad y fuerza necesarias como para impactar verdaderamente.
El cebo que lanza The Magicians trata de alimentar el magnetismo que la fantasía produce en su primer vistazo, sin embargo, y aunque su recipiente no está del todo desacertado, el guión comete el error de correr demasiado, algo que puede suponer su automática renovación o el viaje hacia el cajón de los experimentos fallidos (salvo que caiga en las manos de Mark Friedman y la FOX, como le ocurrió a Wayward Pines). 60′ en los que las expectativas se disparan y el mundo mágico comienza a girar, con ritmo eficaz, en sintonía con las presentaciones de los bandos que pugnarán por el equilibrio de la Universidad de Brakebills.
Centrifugado de necesaria explicación, pues los efectismos y artificios que llenan la pantalla son más propios del telefilm de cuatro capítulos que de la serie de largo recorrido. A pesar del cuidado en la imagen y en unos diálogos que, aunque fútiles en varios tramos, funcionan correctamente, el piloto se centra con más interés en la recreación de una atmósfera entre la fantasía de Chronicles Of Narnia (C.S. Lewis, 1984), la dicotomía entre el bien y mal de Charmed (Constance M. Burge, 1998) y la infantilidad de los primeros libros de Harry Potter (J.K. Rowling, 1997). Atmósfera que, haciendo las veces de guión mal arraigado (volvemos al experimento fallido), no se esfuerza en captar a más espectadores de lo que marca el objetivo.
Una serie desenfadada, a la que es necesario dar tiempo para coger forma y proponer un fondo que también incluya, ya no sólo el simple entretenimiento de todos los públicos, sino el interés real en seguir una trama donde lo gótico también tiene cabida. McNamara y Gamble tratan de hacer suyos los esquemas presentados con anterioridad, aunque sin éxito por el momento.

Tanta es la rapidez con la que sitúan a nuestros protagonistas en la dinámica mágica que, inesperado por todo amante de los argumentos bien justificados, da tiempo a que Quentin Coldwater (Jason Ralph), estudiante cercano al autismo, representante de la incomprensión que sufren los magos contemporáneos y evidente héroe de la trama, es trasladado a la Universidad de Brakebills junto a su amiga Julia (Stella Maeve), con el propósito de realizar un examen de acceso y comenzar, como diría la profesora McGonagall, el curso de magia y hechicería.
A nuestro héroe le cambia la torna y decide mimetizarse con el grupo menos convencional de la Universidad y, simultáneamente, ayudar a la incomprendida del campus. Ante tal situación, el espectador se ve abrumado por un mundo de clichés, dispuestos en fila india para que el orden con el que se van superponiendo no altere la atención del público. Curioso que, a pesar de la continua insistencia en presentarnos a los protagonistas y los derroteros por los que navegarán durante, al menos, la primera temporada, el guión aporte muchísima más información del entorno que de los mismos personajes.
Una serie que debe evolucionar, que debe proponer un arco narrativo de mayor alcance para sus personajes, desdibujados y planos por el momento, y que no debe caer, como le ocurre en el piloto, en la reproducción cansina de los tópicos que todo espectador ha visto, leído o, incluso, escuchado.
The Magicians llegará a Syfy España el próximo 3 de febrero.
Tráiler de The Magicians