Pablo Escobar ha vuelto. El hombre más buscado por la DEA estadounidense en los años ’90 ha regresado para dar por iniciada la temporada seriéfila 2016/17. El estreno de la segunda temporada de ‘Narcos’ (2T) nos quita el vacío existencial que teníamos tras casi un año de ausencia y a pesar de saber que la ficción acabará tras estos diez nuevos episodios, guardamos una esperanza en que la historia del agente Murphy y el agente Peña continúe una vez alcancemos el destino que le espera al criminal colombiano más sanguinario del siglo XX.
‘Narcos’ se mueve en este inicio de temporada entre un guion, una dirección y una interpretación muy superior a la media de las producciones de ‘Netflix’, aportando una alta calidad en sus planes de expansión internacional a territorios de habla no inglesa y por otro, por ser esa serie de la que todo el mundo habla, cosa que no conseguieron con sus anteriores estrenos: ‘Love‘, ‘Flaked‘, ‘The Ranch’…
Quitándose ya el fantasma de convertirse en un biopic sobre Pablo Escobar, el estreno de la segunda temporada de ‘Narcos‘ nos muestra un extenso nuevo mapa politico y una gran sed de venganza por parte del líder de la cocaína. El narcotraficante no va a ocultarse y el presidente Gaviria no va a dejar que escape sin más, estableciendo el estado de emergencia, controlando a todos y a todo lo que entra y sale de Medellín. Un pulso entre los dos que hará que Colombia entera entre en guerra si nadie lo remedia.
La serie no es el alzamiento y el hundimiento de Escobar, ‘Narcos’ es el poder de los diferentes cárteles que ahogan el Estado, es la injerencia política de Estados Unidos en la política del continente, es el desencanto de los pobres. Su realidad, tan diversa como rica y que podemos degustar a sorbos una excelente narrativa que bebe en muchas ocasiones de ‘The Goodfellas’ (‘Uno de los nuestros’) de Scorsese.
José Padilha reconocía abiertamente que no se siente avergonzado de hacer guiños a una de las obras que le han marcado para siempre. Unas claras referencias que podemos ver con asiduidad en cualquiera de sus episodios, como cuando Henry Hill (Ray Liotta) admitía al principio de la película que «yo recuerde, desde que tuve uso de razón, quise ser un gánster» y es ahora Don Pablo, quien se sienta frente a un periodista para afirmar que «yo solamente podría confesar (mis crímenes) a un sacerdote«.
Un entramado mafioso y de personajes que se complica y se vuelve más complejo a medida que avanza la historia. Un Wagner Moura soberbio que ha sabido darle a Pablo Escobar su aire personal creando una figura patriarcal, imponente, impulsivo, imprevisible, a la altura de otros grandes villanos de la historia de la televisión como Dexter o Walter White. Pero también contamos con un fabuloso anti-héroe, el agente Peña, ganando enteros interpretado por un soberbio Pedro Pascal. Un fabuloso actor que ha sabido tomar su rol de secundario y brillar en las escenas con carga dramática. Una grata sorpresa en un equipo multinacional y multiracial.
Ya veremos a dónde nos lleva todo esto y es que aunque sepamos el final del criminal, el cómo es el importante vehículo por el que estamos viendo ‘Narcos’. Quizás no sea lo mismo resumir en una temporada diez años de la vida del narco como pasa en su primera tanda de episodios como 18 meses que es la segunda. Quizás haya perdido un poco de calidad y frescura la historia, o quizás el exceso de protagonismo a los estadounidenses y su influencia hayan convertido a la serie en algo que no era, pero esta serie es grande, muy grande y se le perdona.
Tráiler de la 2T de Narcos
MUY BUENA - 7.8
7.8
Estreno de la segunda temporada de 'Narcos'
Con una primera temporada soberbia y a destacar como lo mejor del 2015, esta segunda se presenta mucho más contenida, diluida en historias secundarias, pero convincente y digerible en un gran atracón.