Tuvimos que esperar casi tres años para la segunda temporada de ‘Fleabag’, pero sus seis nuevos episodios rozan la perfección hecha serie. La serie británica ‘Fleabag‘ nos dejó en agosto del 2016 como una de las mejores series de aquel año y las expectativas para esta temporada estaban muy alta, pero han sido cumplidas de sobra.
Phoebe Waller-Bridge volvía como guionista y actriz protagonista de la ficción, esta vez con el director Harry Bradbeer en todos los episodios, a diferencia de la temporada anterior que también contó con la ayuda de Tim Kirkby. Quizás no la recomendé ese año tanto como para que te animaras a visionarla, espero que esta vez sí.
Fleabag es una chica sin amigos y con el corazón vacío, que siempre termina con un tono esperanzador en el momento límite, como la vida de muchos adentrados en los 30. Mientras la primera temporada de ‘Fleabag’ nos revelaba las verdades ocultas de su protagonista a través de la meditación, la segunda temporada de ‘Fleabag’ ahonda en una introspección muchas más profunda y con múltiples aristas, dejando atrás la autodestrucción y consiguiendo la curación y reconciliación consigo misma, en parte. Y todo esto, explotando a través de una cena con sus familiares y los descansos de la misma fumando un cigarro. Simplicidad en la ejecución, tan difícil y que pocos consiguen.
Pero nuestra protagonista no es sencilla, tampoco nos gustaría si fuera así. El impulso de la segunda temporada de ‘Fleabag’ es la atracción prohibida por un sacerdote (Andrew Scott), con un pasado alcóholico y tremendamente castigado emocionalmente por sus dudas. Su montaña rusa arrastra a la protagonista, la encumbra y la sana. Curioso que en los 33 años de celebración de Fleabag, el catolicismo sea el que vertebra la temporada. Y que sea este sacerdote y su motor, el que la cierre, adentrándose en esa cuarta pared que solamente compartíamos con ella.
Fleabag destila las emociones humanas envueltas en partes muy brillantes, aunando a la vez una historia universal y femenina sin pudor. Incluso a pesar de abusar de la verbalización de sus personajes, que normalmente hacen los guionistas menos expertos para solventar situaciones de las que no saben salir, ella lo utiliza para romper la cuarta pared y además ocasionar la complicidad del espectador.
Y lo que también destaca de esta ficción por encima de otras, es que en seis episodios de apenas media hora cada uno, tenemos personajes agresivos, intensos, poliédricos, mezquinos, con altibajos emocionales, vergonzosos y altivos, envueltos en un equilibro de extravagancia, medidos con exactitud en el diálogo, que hacen de la segunda temporada de ‘Fleabag’ una serie honesta y empática.
Su final, que parece definitivo, gira sobre la restauración, la finalización de la traumedia y la aceptación del yo. Las relaciones se pueden reparar, la estima se puede herir sin consecuencias depresivas y las verdades se enfrentan, por muy difíciles que sean. Un final puede llevar a un nuevo comienzo, un final puede conllevar a la liberación personal.
En España, se puede ver la segunda temporada de ‘Fleabag’ en Amazon Prime Video.
Ficha técnica de ‘Fleabag’
Dirección: Phoebe Waller-Bridge (cradores), Harry Bradbeer
Guion: Phoebe Waller-Bridge (Obra: Phoebe Waller-Bridge)
Música: Isobel Waller-Bridge
Fotografía: Tony Miller, Laurie Rose
Reparto: Phoebe Waller-Bridge, Sian Clifford, Bill Paterson, Jenny Rainsford, Ben Aldridge, Olivia Colman, Jamie Demetriou, Brett Gelman, Hugh Skinner, Sarah Daykin, Hugh Dennis, Olivia Gray, London Hughes, Ty Hurley, Daniella Isaacs, Sophie Karl
Critica de la segunda temporada de 'Fleabag'
La segunda temporada de 'Fleabag' se acerca a la perfección, una comedia romántica en el menor sentido de su concepto social y en el mayor exponente de la transformación del género, consiguiendo profundidad, diversión y restauración.