
Glue (E4): crítica
El final de Skins (en el que preferimos no incluir aquel extraño experimento posterior que fue Rise, Pure and Fire) nos dejó un poco huérfanos a los fans de los dramas adolescentes y acrecentó una extraña sensación que terminamos por asociar con el síndrome de Peter Pan. Para nuestra suerte, E4 sabe reconocer sus puntos fuertes y siempre cuenta entre sus productos con algún que otro drama sobre jóvenes que buscan reafirmar su identidad en el mundo, ya sea mediante el uso de superpoderes o, como en el caso que ahora nos ocupa, mediante la búsqueda de respuestas entorno a un asesinato. Hablamos de Glue, el nuevo drama adolescente de E4 que viene amparado por la pluma de Jack Thorne, guionista al que muchos asociamos con Skins pero que también aportó su granito de arena en series tan emblemáticas como This is England.
Granjas del sur de Inglaterra, tensiones entre gitanos y policía, drogas y carreras de caballos forman el marco no tan bucólico, en el que se desarrolla Glue. La serie, que nos llegaba con la coletilla de ser un cruce entre Skins y Broadchurch, comienza en un granero con una situación típica en la vida de Effy y Tony Stonem: desenfreno y juventud, un grupo de amigos siendo ellos mismos y viviendo el momento.
Sin embargo todo cambia cuando el más joven de ellos, Cal Bray, aparece muerto al día siguiente, el componente Broadchurch (que teniendo en cuenta que hace referencia a un asesinato en un pueblo pequeño, también podría ser el componente Twin Peaks) entra en escena y el misterio del asesinato sacude a la pequeña población, alterando sin remedio las vidas de Tina, Eli, Rob, James, Annie, Ruth y Janine.
Si bien los perfiles de los protagonistas pueden recordarnos a algunos de los personajes más emblemáticos de Skins, Glue no se obsesiona y, a partir del segundo capítulo, se dedica a profundizar en su trama, a trabajar en el misterio que condiciona a los personajes y fuerza su evolución, nos muestra sus aristas y les otorga poco a poco, entidad propia.
Así, Annie deja de ser la Pandora del grupo para convertirse en una reminiscencia, un guiño a esos personajes de Skins que suavizaban el drama por el que atravesaban las diferentes generaciones, Rob se convierte en algo más que el graciosete del grupo y Tina, que en un principio podía recordarnos a las emblemáticas Michelle y Mini, termina por convertirse en un pilar fundamental en la historia.

Este ritmo constante que permite profundizar en los personajes también se aplica en el tratamiento del misterio, si bien no debemos olvidar que estamos ante un drama adolescente y que hay algunos giros de guión y personajes que pueden llegar a chirriar, la madurez con la que se afronta la investigación y los temas que se ponen sobre la mesa nos demuestran que E4 mantiene su marca de la casa intacta: las decisiones y los problemas de los adolescentes no son banales y están condicionados por sus circunstancias sociales y familiares.
Glue es dura, sus ocho capítulos son un descenso a las profundidades de la Inglaterra rural en la que los protagonistas, a pesar de toda la libertad que se puede asociar al campo, las drogas y la adrenalina de las carreras de caballos, se siente atrapados. Y no es de extrañar, pues tras lo bucólico se esconde lo corrupto, los abusos, el poder asfixiante de la sangre y la familia, secretos tóxicos que salen a la luz, a veces sutil y progresivamente y a veces como una bofetada sin escrúpulos. Pero como ya ocurría con Skins, no todo es oscuridad en Glue, al misterio absorbente y los personajes que ganan carisma progresivamente se le unen unos diálogos ágiles y naturales y le ponen la guinda una fotografía y una banda sonora excepcionales, de esas a las que E4 nos tiene tan mal acostumbrados.
Después de todo lo mencionado, y tras haber incidido tanto en el misterio, es inevitable que nos preguntemos si las tramas quedarán resueltas y los cabos bien atados, pues bien, podéis estar tranquilos, Glue abre una serie de historias en el capítulo piloto y las cierra en el octavo y último, de forma más o menos satisfactoria en función de gustos, pero indiscutiblemente correcta, permitiendo que la única pregunta que quede en el aire tras los créditos sea de qué manera volverá la serie, ¿seguirán la estela de Skins para presentar nuevos escenarios, misterios y personajes o nos quedaremos con una única temporada? Glue no es ni Skins ni Broadchurch, quizá ni siquiera sea una mezcla de ambas, pero si es un drama adolescente correcto, con una duración adecuada para pasar un buen rato y un apartado técnico y narrativo muy superior al de otras producciones actuales, especialmente atractiva para amantes del género y de las producciones made in England.
Review Overview
6,9
BUENO
Glue es un drama adolescente correcto, con una duración adecuada para pasar un buen rato y un buen apartado técnico. Especialmente atractiva para amantes del género y producciones UK.