Si alguien me preguntara acerca de la última serie Netflix con una calidad decente, creo que tendría que irme a muchos meses atrás para acordarme de alguna. A pesar de que la plataforma se ha centrado en una producción propia sin precedentes, y la compra de ficciones de otros países, algo falla cuando tienes que pasarte horas para seleccionar entre su catálogo (de eso hablaremos otro día). Podemos hablar mucho de ‘La casa de las flores‘, ‘Safe’, ‘Luis Miguel’, ‘Ingobernable’, ‘Las chicas del cable‘, ‘Ozark’ o ‘Desencanto’, series hecha para un consumo masivo e inmediato (apartado del que vive la plataforma), pero con un carisma casi nulo que han pasado desapercibidas en los grandes premios. Ahora es el turno de ‘Élite’, segunda serie española hecha por Netflix.
‘Élite’ habla sobre la vida de tres jóvenes que han recibido una beca para estudiar en Las Encinas, un instituto prestigioso de España, tras el derrumbe que sufrió su anterior instituto. La llegada de Samuel, Nadia y Christian no será nada fácil, pues los estudiantes que se encuentran en dicho instituto no les harán la vida sencilla. Pero entre la humillación y el acoso escolar ocurre el asesinato de uno de los adolescentes, y solo quedará por descubrir quién fue el asesino.
‘Élite’ comenzaba con un tráiler y una promoción brutal, con lo que entendíamos que Netflix iba a poner toda la carne en el asador (parte del éxito de sus ficciones es su excelente equipo de marketing) para que se hablara de ella. El reclamo ha sido la desnudez y el libertinaje de sus protagonistas, al estilo HBO en los 2000, dejando atrás la que teóricamente es la premisa de la serie: el asesinato de uno de esos adolescentes. Personaje que produce cero empatía cuando nos cuentan quien es, pues no hemos conocido apenas nada de ella. Por no hablar de su atropellada resolución. Puede ser interesante que esta premisa no canibalice con las subtramas, pero en cierta manera debería establecer una relación de causa y efecto, que apenas vemos en pantalla.
La desconexión hacia todos los personajes, que ocurre desde casi el comienzo de ‘Élite’, y sus tramas individuales, se sigue palpando en el desarrollo de los capítulos. La opción tomada en la escritura de la serie de «quema de tramas» y «giros constantes» con situaciones absurdas de los personajes, hace que ni se profundice en ellos ni se establezca una relación emocional. Los personajes son bastante planos, sin dobleces, se les conoce de una pincelada sin esperar nada más de los mismos.
La práctica desaparición de series juveniles en España actualmente (obviando eso llamado ‘Dreamland‘), ha hecho que ‘Élite’ se convierta casi sin quererlo en la referencia de una generación sin ficciones representativas, de ello su gran ruido en redes el día de su estreno.
Lo bueno que ha conseguido es dejar atrás la tan manida «fórmula Netflix» de tener que necesitar tres o cuatro capítulos para adentrarse en la ficción a fondo. Esto hacía que una vez llegado a tal punto, como te quedaba poco para acabar la temporada, optabas por hacerlo. En esta ocasión toma un ritmo más episódico y eso le hace cierto favor en alguna de las subtramas, que se veían redundantes y sin apenas avance.
Su apartado de intentar suavizar los prejuicios sociales sí es un apartado muy interesante y en el que ‘Élite’ sabe profundizar. Y no hablo de humanizar a la élite económica, pues ya tenemos cientos de ficciones que hablan mejor y más profundamente de este apartado, o sobre las locuras que pueden pasar en un instituto (bendito recuerdo el de esa ampulosa pero obligatoria temporada de ‘American Crime‘), sino sobre las temáticas menos visibles en la televisión actual: el VIH, la sexualidad adolescente, las frustaciones parentales, el poliamor, la diversidad sexual, la reinserción después de la cárcel o la dificultad de las religiones minoritarias en España.
Mi apartado favorito de ‘Élite’ es la música, a cargo de Lucas Vidal. Por un lado, buscan al segmento más adultescente con títulos como ‘Forever Young’ o ‘Tú por mí, yo por ti’ y, por otro lado, buscan la conexión urbana y actual con La casa azul a C. Tangana, Rosalía, James Blake o Danna Paola.
Eso sí, ‘Élite’ es adictiva, y tiene solamente ocho episodios, con lo que si no te das cuentas del marcador de Netflix «ver próximo capítulo», acabarás la primera temporada casi sin darte cuenta. Y si esa es su vocación, disfrútenla. A mí me falto un poquito más para sentirme satisfecho.
Tráiler de ‘Élite’
Ficha técnica de ‘Élite’
Dirección: Carlos Montero (Creator), Darío Madrona (Creator), Ramón Salazar, Dani de la Orden
Guion: Carlos Montero, Darío Madrona
Música: Lucas Vidal
Fotografía: Ricardo de Gracia, Daniel Sosa
Reparto: María Pedraza, Miguel Bernardeau, Itzan Escamilla, Álvaro Rico, Jaime Lorente,Miguel Herrán, Ester Expósito, Danna Paola, Arón Piper
PASABLE
5,5/10
Quizá si podamos considerar 'Élite' como la 'The OC' española, pero llega muchos años tarde y con un mundo demasiado edulcorado, romántico y lleno de bondad.