El próximo 10 de julio, y por primera vez en España, de Enero, de la escritora argentina Sara Gallardo. Con este título, Malas Tierras recupera uno de los textos más celebrados de la escritora y periodista argentina Sara Gallardo, cuya figura ha empezado a ser reivindicada en Argentina, donde se ha reeditado toda su obra entre 2001 y 2016.
Malas Tierras edita por primera vez en España Enero con el objetivo de dar voz a esta inmensa escritora en nuestro país, dar visibilidad a su obra y poner encima de la mesa la actualidad del movimiento argentino «marea verde», que está actualmente de plena actualidad en Argentina en su cruzada por legalizar el aborto, siendo este título uno de los libros referencia del movimiento.
Los días se suceden con aparente calma en una estancia del campo argentino. En torno a la mesa, la familia de Nefer, protagonista adolescente de Enero, conversa sobre la hacienda y la feria bovina, pero Nefer no escucha; presa de la angustia y ajena a lo que la rodea, guarda un secreto que, como una bola negra, la consume: tras ser seducida y violada por un trabajador local, ha quedado embarazada. Pronto llegará la cosecha, y para entonces ya nada tendrá remedio. ¿Qué puede hacer una chica sola, en el campo, para volver a quedarse sin nada, para no tener ese hijo que nacerá en invierno? Aquello que Nefer ni siquiera se atreve a nombrar será el hilo que anude toda la narración.
Enero, de Sara Gallardo, fue publicada en 1958, cuando su autora tenía veintisiete años. Leída en su momento como un relato rural, tuvieron que pasar muchos años hasta que se la reivindicara como una lectura imprescindible y fuera recuperada por autoras y autores muy distintos —desde Selva Almada, Samanta Schweblin o Claudia Piñeiro hasta Ricardo Piglia, Pedro Mairal o Patricio Pron— que encontraron un referente literario en la figura de Gallardo. Su obra subvierte y rebasa la tradición literaria rural argentina y su visión utópica del campo. Sin amedrentarse por su pertenencia a la alta burguesía, en el campo de Sara Gallardo los patrones son los dueños de los cuerpos de los jornaleros, a los que amparan y a la vez subyugan, y la estancia se revela como una estructura opresora. Su obra, disonante dentro de la centralidad del canon literario y olvidada en ciertos momentos, tiene ahora la oportunidad de llegar por primera vez a los lectores españoles.