In A Heartbeat: «¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?»

«¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?«. Esta frase tan popular de ‘Los Simpsons’ se les viene a la cabeza a muchísimas personas de todos los lugares del mundo tras salir a la luz un pequeño corto de animación denominado ‘In A Heartbeat’ en el que vemos un romance de dos chicos homosexuales. Afortunadamente, esta misma pregunta se hicieron sus creadores Beth David y Esteban Bravo cuando se plantearon llevar a cabo este recogido proyecto a través de una campaña de crowfunding.

‘In A Heartbeat’ cuenta la historia de un niño encerrado en sí mismo al que se le escapa el corazón. Este corretea y juguetea en dirección a otro chico, pero el niño debe intentar recuperarlo y mantenerlo a raya. Porque eso no debe de ser así. ¿O tal vez sí? Al final, el niño recupera su corazón y lo comparte con el otro chico, dejándonos una estupenda fábula sobre la libertad, el amor y sobre aceptarse a sí mismo tal y como uno es.

Estoy feliz y a la vez triste con la viralización de este corto. Estoy feliz porque de los 3.000$ que tenía como meta la campaña, recaudaron nada más y nada menos que  14.191$. Porque el corto cuenta en Youtube con más de 18.000.000 visualizaciones. Y porque frente a los 80.000 no me gusta, encontramos casi 1.300.000 me gustas.

Pero también estoy triste porque una importante cantidad de personas en distintas redes sociales han dado constancia de su total desaprobación y repugnancia hacia este cortometraje. Lamento que hoy en día haya personas que no sean capaces de comprender esta metáfora. Personas que dicen barbaridades como que se intenta «homosexualizar a las masas«, que debería estar dirigido hacia un público adulto para «no confundir a los niños» y para «no desviarles de lo natural» o «imponerles una sexualidad«. «¿Pero es que nadie va a pensar en los niños.

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No, nadie va a por vuestros hijos. Los niños van a tener esos sentimientos lo vean en la televisión o no lo vean. Lo vean en la calle o no lo vean. Lo vean «normal» o no lo vean. Como el corazoncito del prota, los sentimiento son indomables y nadie va a poder tenerlos bajo control. Si a los niños se les mantiene al margen de esta realidad, tan común como cualquier otra -nos guste o no-, si no se les presenta esta posibilidad; entonces estarán perdidos. Estarán confusos, no sabrán como afrontarlo.

Si se les enseña que eso no está bien o que no es normal, entonces les estás imponiendo un modelo de comportamiento. Algunos serán fuertes y valientes, y podrán llevar el tema solos hacia delante. Pero otros se sentirán mal consigo mismos porque no responden a las expectativas que se piden de ellos. Se sentirán como el prota, intentando negar lo que sienten. Pasándolo mal. Sufriendo. Incluso entrando en depresión o cosas peores.

¿Nadie piensa en los niños? ¿Es esto lo que queremos? ¿Qué sufran? ¿Qué se encierren? ¿Qué vivan con temor a ser juzgados? Si no quieres que tus hijos pasen por la misma lucha interna que el prota de este corto, enséñaselo. Muéstraselo. Enséñale a respetar la diversidad.

Es un placer que esta pequeña gran historia esté dándole la vuelta al mundo. Que millones de niños alrededor de todo el globo terráqueo puedan ver que hay muchas formas de amor posibles, que no están solos, que no son raros, y aprender a ser tolerantes. Lo que me entristece también es que muy pocos grandes estudios y cadenas de televisión no apuesten por ideas como esta. Sería muy grato que este cortometraje se pudiese ver al principio de una gran película, como ‘Piper’ o como ‘I Lava You’. O que más series de dibujos animados incluyesen este tipo de mensajes como sí lo hace ‘Steven Universe’, por ejemplo.

Sería un placer que haya más productoras y más personas que apuesten por historias como esta; por la tolerancia, el respeto y la diversidad . ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?

‘In A Heartbeat’: cortometraje

Sobre Sergio Risquez

Graduado en Comunicación Audiovisual y Estudiante de Guion de Cine y Televisión. Entusiasta de la TV en general y las series en particular. Amante del cine y de la lectura. El Nombre del Viento me enamoró, Interstellar me hizo volar y Lost dejó huella en mí.

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