‘La comunidad de los corazones rotos’, bellas historias agridulces sobre la unidad de las personas solitarias

Sinopsis ‘La comunidad de los corazones rotos’

Un edificio en los suburbios de una ciudad francesa anónima. Un ascensor averiado. Tres encuentros improbables. Seis personajes insólitos. Un grandullón intratable y la frágil enfermera del turno de noche. Jeanne, una actriz en crisis y su joven vecino abandonado. Un astronauta americano perdido y la entrañable Sra. Hamida. Todos ellos seres solitarios unidos por un gran sentimiento de ternura, respeto y compasión

La comunidad de los corazones rotos póster promocional

Crítica ‘La comunidad de los corazones rotos’

El cine francés está en un gran momento, constantemente nos están llegando historias sencillas, humanas, de situaciones y lugares cotidianos. Una muestra de este cine es ‘La Comunidad de los corazones rotos’ que nos presenta un extrarradio humilde en las afueras de una ciudad francesa, un edificio y un clima exterior gris, con nubes constantes, con aspecto frio y desangelado, al compás de las historias que nos cuentan, personajes solitarios, dispares y diferentes, que no parecen tener ni rumbo ni dirección. Solo las casualidades de las situaciones hacen que esa soledad y esa diferencia los unan y puedan compartir su sufrimiento para alcanzar cierto nivel de bienestar en sus vidas, dos personas rotas pueden crear un vínculo comunicativo que les haga sentir mejor, soportar la cruda realidad con una mirada un poco más optimista, ese es el punto de partida de esta fantástica película.

Todo comienza con una reunión de vecinos de la comunidad en casa de uno de ellos, donde se plantea la posibilidad por parte de los mismos de poner un ascensor, todos están de acuerdo menos el vecino del primero ‘¿Para qué quiero un ascensor si vivo en el primero?’ El resto de implicados le hablan de solidaridad, de la necesidad de compartir, pero él se mantiene en sus trece, por lo que los demás vecinos se reúnen por separado para deliberar. Mientras él, en soledad, observa impasible una bicicleta estática y se interesa por el modelo. La reunión termina y se decide que se van a llevar a cabo las obras para poner el ascensor y que el vecino del primero no tiene que pagar nada, con una condición, no puede utilizar nunca el ascensor, por lo que queda plenamente satisfecho. Con lo que se queda es con la bicicleta estática que vio, que inmediatamente encarga el mismo modelo para que se la traigan, con tan mala suerte de que le da un patatús y se queda montado horas y horas en esa bicicleta con graves consecuencias, necesita silla de ruedas. Es entonces cuando se enfrenta al dilema ¿Cómo sube al primer piso si no puede utilizar el ascensor? He aquí la justicia poética de la situación.

La comunidad de los corazones rotos Gustave Kervern

La segunda historia trata de un adolescente que se enfrenta a sus días sin referente materno alguno en su hogar, su madre siempre está ausente, por lo que, ante la llegada de una nueva vecina, una bella actriz cuarentona venida a menos, que viene con una mochila emocional llena de frustración y con un ego que no la ha dejado adaptarse a los nuevos tiempos, donde ya no la ofrecen los papeles de antaño, entabla con el adolescente una relación maternal donde ambos suman, donde las miserias, los recuerdos y la angustia son compartidas.

Y la historia más surrealista de todas, la que más risas y situaciones de comedia provoca, es la de un astronauta americano donde su nave espacial se ha desviado de la trayectoria, en vez de aterrizar en los Estados Unidos ha ido a parar al tejado del edificio, sin más dilación, sale de nave con su traje espacial y su casco a cuestas para ir a parar al piso de una de las vecinas de la comunidad, esta vecina es una abuela marroquí que también vive en soledad, porque hijo está en la cárcel, entablando con el astronauta una encantadora relación de abuela/nieto. Tienen problemas para entenderse bien por el idioma, por lo que es la propia NASA la que negocia con la abuela marroquí por teléfono para que guarde silencio y acoja al astronauta, evitando una vergonzosa publicidad internacional del incidente.

La comunidad de los corazones rotos rotos Michael Pitt

El director Samuel Benchetrit acierta plenamente en estas tres conmovedoras historias, que son capaces de trasladarnos desde la sonrisa más irónica al drama más emocional. Un guion solvente en cada una de las historias, surrealista por momentos, pero funcional, todas se desarrollan y finalizan con un mensaje optimista, poético y reflexivo. Hay que destacar las buenas interpretaciones del reparto, en especial Isabelle Hupper, Valeria Bruni y Gustave Kervern que brillan con intensidad. Su banda sonora es una delicia y el montaje final puede pecar de lento, de excesivamente pausado, pero merece la pena guardar paciencia para disfrutar de momentos llenos de amor y melancolía. Película pequeña pero con un gran mensaje final de optimismo en la lucha contra la soledad de nuestros tiempos.

Tráiler ‘La comunidad de los corazones rotos’

Sobre José Manuel Castrillo Márquez

Mi cuna: Hitchcock y Kubrick. Mi adolescencia: Coppola y Scorsese. Mi edad adulta: Fincher y Nolan. Me abdujeron con Expediente X, ingresé en la familia con Los Soprano, investigué con CSI, escuché con The Wire, me perdí con Perdidos y me encontré con Don Draper y Walter White. Un caminante blanco me resucitó, ahora estoy "troneando" en el Juego De Tronos.

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