Cuando nos esforzamos por recordar los mejores momentos de nuestra infancia, casi siempre existen los que parecen ocultarse, parcialmente, tras una nube de dudas. Proceso ante el que reaccionamos o dándonos por vencidos, o buscando un elemento en nuestra memoria que nos facilite el camino. Durante la trama de La Orden del Fénix, Lord Voldemort trató de hacerlo jugando psicológicamente con Harry Potter a través de sus recuerdos, pero el órdago fue tan brutal que acabó por consumirse a sí mismo. Así que, como no queremos que corras la misma suerte que el Señor Tenebroso, ahí van diez razones por las que deberías amar la segunda tetralogía de la saga mágica. Sabemos que la oscuridad -con sus albores en El Cáliz de Fuego, su breve desarrollo en la siguiente película y su confirmación en El Misterio del Príncipe- no es buena amiga de la felicidad, pero muy pocas veces desaparecen todos los rincones que guardan un mínimo grado de alegría.
1. Ya lo hemos avisado en nuestra clasificación de las películas que componen la saga, pero es tan carismática e inteligente que merece un espacio en esta lista: Luna Lovegood. A través de ella Rowling trató, con mayor profundidad, el tema de la aceptación en la sociedad. Y a través de su boca nos dejó perlas como esta: «Si te sientes solo, no eres una gran amenaza«; o como esta: «El ingenio profundo es el mayor tesoro del hombre«. Todo un descubrimiento.
2. El romance entre Ron y Hermione. Sabes que una de las razones por las que has comprado la saga completa de Harry Potter es para poner, una y otra vez, el beso entre los dos mejores amigos de la Leyenda Mágica. Parecía imposible, aunque desde El Cáliz de Fuego la autora británica nos había dejado teorizar sobre la posibilidad de que Granger y Weasley VI sintiesen algo más que una fuerte amistad. Quizá sea, sin menospreciar la batalla final o alguna que otra muerte trágica, el momento más esperado entre los muggles.
3. Por fin la Defensa contra las Artes Oscuras tiene a un profesor de los pies a la cabeza: Don Severus Snape. Gracias a su nombramiento, descubrimos por qué Alan Rickman había aceptado encarnar al antihéroe contemporáneo por antonomasia: escondía muchísimo más de lo que nos podíamos imaginar en su primera aparición. Su historia es igual o incluso más trágica que la de Harry, por ello existe un paralelismo entre la evolución de su comportamiento con respecto al desarrollo psicológico del protagonista. Gracias por vengarle, Neville.
4. Los Horrocruxes, como la mejor idea del siglo XXI. Lo mejor de todo, lector, es que no fue creada por Charlie Brooker para construir un capítulo de Black Mirror, sino por una británica que ha demostrado ser la mejor y mayor creadora de mundos a los que escapar, cuando tu edad ya no te permite quedarte al margen de responsabilidades vitales. (El recuerdo del adolescente) Lord Voldemort demostró su inteligencia en La Cámara Secreta con un anagrama que a todos nos dejó petrificados (lo siento), pero a nadie se le pasó por la cabeza que dividir tu alma y depositarla en objetos y/o personas que conocías iba a ser la estrategia del mejor villano contemporáneo.
5. La fábula de los tres hermanos no sólo constituyó una las fases más bonitas de las películas, sino que sirvió para que un buen puñado de usuarios publicasen sus fantásticas teorías en Reddit. ¿Una interconexión entre Dumbledore, Voldemort y Harry Potter? ¿Estás loco?
6. Cuántas empresas se habrían ido a pique si el Juramento Inquebrantable hubiese mediado entre contratante y contratado. Recordemos que lo firman dos, con un mago dando fe como notario, y si alguno de ellos lo incumple, morirá irremediablemente. Snape y Narcissa Malfoy vincularon su misión para proteger a Draco -por eso que Dumbledore muera a manos del Príncipe Mestizo en la torre de Astronomía-, bajo las condiciones de Bellatrix Lestrange. Años antes, en clave de humor, los gemelos Weasley trataron de hacer lo mismo con su hermano Ron, pero Arthur entró a tiempo para salvar a su entonces retoño de las primeras travesuras de Fred y George.
7. El regreso de Dobby tras su breve paso por Harry Potter y la cámara secreta, nos reveló que la cosa se iba a poner muy seria. Se hizo un homenaje a sí mismo en la primera entrega de Las Reliquias de la Muerte, regalándonos una bomba de humo -y su posterior sacrificio- justo antes de que Bellatrix Lestrange alcanzase a Harry con un cuchillo. La playa de Shell Cottage todavía llora su muerte.
8. La Varita de Sáuco y el primer vestigio de Gellert Grindelwald. Vale, sabemos que esta razón tiene mucho que ver con Animales fantásticos y dónde encontrarlos, pero la idea de que, antes de acabar con el villano principal, Rowling presentase en sociedad al que atemorizó a magos y muggles (nomajs en EE.UU.) sesenta años antes, nos parecía indispensable.
9. Aunque no lo creas, nosotros jamás nos identificaremos con Harry, ni con Ron, ni tampoco con Hermione. Nuestro reflejo lo carga en sus espaldas Neville Longbottom. Su evolución durante toda la saga cobra auténtico protagonismo en las dos últimas películas, sobre todo cuando destruye a Nagini, la serpiente y el último horrocrux de Voldemort, justo antes de la batalla final contra Harry. Un aplauso lento para él.
10. Esa referencia, mucho más palpable que al inicio de la saga, a la eterna lucha entre el Bien y el Mal.
BONUS. No sólo tenemos a la muerte como tema central, sino que Rowling nos regaló varios subtextos con los que asimilar el resurgimiento de Voldemort:
1) Amor: Ginny y Harry estaban destinados a estar juntos desde que esta le espetase, en la primera película, un «buena suerte» antes de que el joven Potter cruzase el andén 9 y 3/4-.
2) Amistad: hasta el final, todos juntos.
3) Esperanza (y segundas oportunidades): aunque Harry fue asesinado por Voldemort y enviado al Limbo -donde se encontró con el alma del Señor Tenebroso en posición fetal- la propia estrategia de este le había dado una segunda oportunidad para salvar el mundo.
BONUS II: Conocer los inicios de Voldemort fue, cuanto menos, inspirador. A partir de ahora te lo pensarás dos veces cuando alguien te diga que quiere tatuarse una serpiente.
BONUS III: ¿Quién no se preguntó, durante las cuatro primeras películas, cuándo nos haría su demostración de poder Albus Dumbledore? Pues eso.